La felicidad es un estado de espíritu, una
importante condición humana que podemos atingir a partir de pequeños detalles,
pero nosotros no somos hechos de puras alegrías. Nuestros cuerpos también
contienen angustias y tristezas, incluso los más aparentemente felices. Miremos
para esto de una manera positiva, o por lo menos intentemos sacar de esto algo
para nuestro desarrollo. Sí, yo creo que hay en las tristezas que nos habitan
un aspecto positivo. Los grandes artistas, filósofos y poetas, en su gran
mayoría, eran – o son – personas tristes y melancólicas. Bueno, tal vez no
exactamente tristes, pero atentos a sus propias angustias, no escapaban de su
realidad. ¡Hay que permitir la
existencia de la tristeza! Vivimos en un mundo donde se encuentran centenas de
anestesias baratas para sufocar nuestras aflicciones, cambiamos la tristeza
creativa por alegrías efémeras. La sociedad del consumo y apariencia no permite
frustraciones, estamos constantemente sedados por las felicidades descartables.
Son cosas pequeñas hechas para disfrazar la verdadera condición humana.
¡Hay que permitir la existencia de la tristeza! Por supuesto, lo mejor de la
vida es poder compartir la felicidad con quien amamos, pero creo que ni esto
habría si no tuviéramos momentos tristes también. Sin las angustias no
sabríamos ser felices y no tendríamos fuerzas creativas para superarlas.
Permitir la tristeza no es adorarla, pero sí aceptarla como algo natural y que
nos hace más fuertes y listos para la vida.
sexta-feira, 1 de junho de 2012
Assinar:
Postar comentários (Atom)
Nenhum comentário:
Postar um comentário