sexta-feira, 1 de junho de 2012

Permitir la tristeza


La felicidad es un estado de espíritu, una importante condición humana que podemos atingir a partir de pequeños detalles, pero nosotros no somos hechos de puras alegrías. Nuestros cuerpos también contienen angustias y tristezas, incluso los más aparentemente felices. Miremos para esto de una manera positiva, o por lo menos intentemos sacar de esto algo para nuestro desarrollo. Sí, yo creo que hay en las tristezas que nos habitan un aspecto positivo. Los grandes artistas, filósofos y poetas, en su gran mayoría, eran – o son – personas tristes y melancólicas. Bueno, tal vez no exactamente tristes, pero atentos a sus propias angustias, no escapaban de su realidad. ¡Hay  que permitir la existencia de la tristeza! Vivimos en un mundo donde se encuentran centenas de anestesias baratas para sufocar nuestras aflicciones, cambiamos la tristeza creativa por alegrías efémeras. La sociedad del consumo y apariencia no permite frustraciones, estamos constantemente sedados por las felicidades descartables. Son cosas pequeñas hechas para disfrazar la verdadera condición humana. ¡Hay que permitir la existencia de la tristeza! Por supuesto, lo mejor de la vida es poder compartir la felicidad con quien amamos, pero creo que ni esto habría si no tuviéramos momentos tristes también. Sin las angustias no sabríamos ser felices y no tendríamos fuerzas creativas para superarlas. Permitir la tristeza no es adorarla, pero sí aceptarla como algo natural y que nos hace más fuertes y listos para la vida.